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Conservación
RECURSOS NATURALES
Recursos marinos - 1ª parte
Introducción
os océanos de nuestro planeta son, probablemente, la mayor fuente de recursos naturales que posee la humanidad.La racionalización impuesta por nuestra reciente cultura ecológica, nos ha acostumbrado a clasificar los recursos naturales en renovables y no renovables.
Los recursos renovables son aquellos que permiten su regeneración, sea por que existen en cantidades suficientes para disponer de ellos sin límites en el tiempo, o por que a pesar de existir un límite físico dispondrían de esa capacidad si los explotamos racionalmente.
Los recursos no renovables, por el contrario, carecen de posibilidades de regeneración y una vez agotados no pueden sustituirse. Un ejemplo de recurso no renovable es el petróleo; la Tierra empleó millones de años en formarlo, sin embargo con nuestro régimen de consumo se estima su agotamiento en pocos cientos de años.
Recursos renovables y no renovables de los océanos
Nuestros océanos poseen recursos tanto renovables como no renovables. Aunque algunos de estos recursos no están accesibles o permanecen intactos, probablemente por bajo rendimiento para su extracción, existen otros muchos que ya se encuentran sobre explotados.
La actividad pesquera, cuando se realiza sin respetar el ciclo biológico, aboca a este recurso marino a su desaparición
El carbón extraído de minas submarinas, los hidrocarburos, la recolección submarina de determinados especimenes como los corales, esponjas, etc., todo ello sin olvidar la pesca en general y en algunas modalidades en particular, son actividades que en mayor o menor medida van eliminando recursos de complicada recuperación; algunos de ellos, como la pesca podría recuperarse adecuadamente permitiendo que se mantenga el ciclo biológico, pero muchas veces inoperantes por desentendimientos de política comercial, entre otros, entre diferentes países con industrias pesqueras. Otros recursos marinos ya se explotan o están en fase de experimentación por sus atractivas expectativas, ejemplo de la producción de energía por medio de las mareas y oleaje; potabilización de agua del mar, obtención de sales del mar, etc.
El fitoplancton como elemento fundamental de riqueza marina
La riqueza del mar, y más propiamente su capacidad de producción, dependen de manera fundamental del fitoplancton, cuyos componentes, células vegetales microscópicas, son capaces de transformar la materia mineral existente en el mar, especialmente los fosfatos y los nitratos, en materia orgánica, con ayuda de la energía solar disponible.
Por otra parte, las bacterias, cuya importancia es reconocida, son las encargadas de reducir la materia orgánica existente en el fondo del mar, resultante de la descomposición de los seres muertos que constantemente y a modo de lluvia finísima se van depositando de continuo, en materia mineral, la cual, junto con las aportaciones de los ríos, constituye la reserva necesaria que asegura el nutrimento del plancton. Así, mientras las células del fitoplancton, con la materia mineral, generan constantemente materia orgánica viva, que está destinada a servir de alimento a los pobladores del mar, las bacterias, destruyendo los cadáveres de estos pobladores de los mares, reducen la materia orgánica a mineral y cierran el ciclo de la energía y la materia en el mar.
Gran cantidad de animales, como, por ejemplo, muchos moluscos y también los crustáceos, son filtradores o excavadores, nutriéndose de la materia orgánica que en suspensión en el agua o depositada en el fondo, va pasando lentamente a través de su organismo. Así, mientras el bentos, con su enorme gama de constituyentes -espongiarios, protozoos, celentéreos, equinodermos, gusanos de distintos grupos, etc.- constituye una importante fuente de alimento para muchos peces. Los restos de estos seres son los que constituyen las partículas orgánicas que por una parte sirven de alimento a los moluscos y crustáceos antes citados, y así se reincorporan a los ciclos alimentarios; y por otra, son reducidas por la acción de las bacterias, como ya se dijo.
La sobrepesca como elemento desequilibrante de la producción marina
De toda la producción biológica del mar, las poblaciones explotables por la pesca son los que presentan un problema desde el punto de vista de su regulación. Esta inquietud ya fue planteada ya hace mucho tiempo por diferentes investigadores, como Baronof, Shafer, Ricker, Beverton, Holt, etc. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Rusell planteó el problema de la sobrepesca. Cuando una pesquería está afectada de este proceso, son necesarias medidas muy drásticas para conseguir restablecer el equilibrio roto.
Un estado de sobre pesca se caracteriza fundamentalmente porque el tamaño medio de los ejemplares capturados va disminuyendo de manera lenta, pero progresiva, y el rendimiento del esfuerzo pesquero es decreciente. En ocasiones, la cantidad total desembarcada puede ser superior e incluso aumentar; pero, sin embargo, esto es sólo como resultado de ingentes esfuerzos de pesca. Al final, la disminución es inevitable.
Rusell consideró el problema planteado en los siguientes términos: Una población se mantiene en equilibrio, cuando la cantidad que entra anualmente procedente del reclutamiento como resultado de la producción, más el incremento en peso por crecimiento de los peces existentes en dicha población, iguala a la masa de muertes por causas naturales, más los peces que desaparecen debido a la pesca. Si el equilibrio se mantiene, no existe peligro por lo que hace referencia al porvenir de la pesquería, y solamente será objeto de investigación el punto en que este equilibrio debe situarse para que el rendimiento económico sea máximo, lo cual, en la mayoría de las ocasiones, depende no sólo de las características biológicas de la especie, sino también de las condiciones y exigencias de los mercados.